Por Martín Rappallini, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA)
1. La Argentina no puede desarrollarse sin industria
Recorrer el país confirma que no existe una Argentina federal sin una industria fuerte en cada provincia. Cada fábrica enciende una comunidad, genera trabajo y estructura social. La industria multiplica conocimiento, oportunidades y arraigo. Es la base desde la cual se construye un país equilibrado y sostenible.
2. El país posee una estructura industrial competitiva y con gran potencial
La Argentina cuenta con cadenas productivas diversas: agroindustria, metalmecánica, petroquímica, automotriz, forestoindustria, farma, moda, construcción, software, energía y minería. Todas tienen capacidad de crecer si las condiciones acompañan. La industria tradicional tiene futuro y la nueva economía agrega dinamismo. Ese entramado es una fortaleza estratégica.
3. La sociedad exige calidad y precios globales
Los argentinos demandan productos competitivos globalmente y con estándares internacionales. Es una aspiración legítima que refleja el deseo de un país más eficiente y moderno. Para responder a esa demanda, debemos trabajar sobre el costo argentino. Empresarios, trabajadores y Estado deben actuar coordinadamente para construir competitividad real.
4. El Nuevo Contrato Productivo es una visión compartida
El Nuevo Contrato Productivo plantea un acuerdo nacional basado en producción, eficiencia y competitividad. Reconoce la vocación industrial del país y su talento humano. Convoca a empresarios, trabajadores y gobiernos a comprometerse con transformaciones profundas. Es un llamado a construir un camino conjunto hacia una economía moderna.
5. La industria es transable y solo pide igualdad de condiciones
La industria argentina no pide privilegios: es un sector transable que compite todos los días con empresas globales. Por eso reclamamos igualdad de condiciones, que significa nivelar la cancha y eliminar la mochila de piedras que encarece cada proceso. Competimos con el mundo y necesitamos las mismas herramientas que tienen nuestros competidores.
6. Los cinco vectores de la competitividad
Financiamiento, impuestos, trabajo, educación técnica e infraestructura son los pilares para una economía productiva. Necesitamos un sistema financiero que provea crédito, un esquema impositivo que incentive, una modernización laboral inteligente, formación técnica moderna e infraestructura competitiva. Estos cinco vectores son la plataforma del desarrollo.
7. Las reformas estructurales son urgentes y no ideológicas
El país necesita reformas impositivas y laborales que acompañen la normalización económica. No son debates ideológicos, sino instrumentos para recuperar la inversión y el empleo. La Argentina cambió precios relativos y lógica económica, y las empresas deben adaptarse. Las reformas son claves para volver a crecer de manera sostenida.
8. La transición económica exige equilibrio y reactivación
La estabilización macro es un avance, pero la transición tiene costos concretos: caída de actividad, tasas altísimas y freno productivo. La industria quiere ser parte de un país normal, pero sin quedar expuesta antes de igualar condiciones. Pedimos bajar las tasas de interés y tomar medidas urgentes para reactivar la economía tras cuatro meses de freno.
9. El desafío internacional y la presión de China
China concentra más del 50% de la producción industrial global y avanza para reemplazar cadenas de valor de otros países, afectando el tejido empresario. Su estrategia combina subsidios, dumping y bajos costos laborales. El mundo ya respondió, y Argentina no puede quedar rezagada. Defender la industria es defender el futuro productivo del país.
10. La fe industrial y el compromiso con el país
Cada fábrica que se abre, invierte o exporta es un verdadero acto de fe en la Argentina. Las empresas ponen capital, trabajo y esperanza en un proyecto de país. Ese compromiso necesita consensos, reglas claras y diálogo sostenido. Producir no es solo hacer: es creer en el país y apostar por su futuro.
