Elbio Bressan, un instalador de plantas aerosoleras con mucha historia
Elbio Bressan cumplió 50 años como instalador de plantas que operan con gas licuado de petróleo. Toda una historia y toda una experiencia. Por eso, el Aerosólogo decidió entrevistarlo para conocer su larga trayectoria, su invalorable aporte al mundo del aerosol y, sobre todo, al hombre detrás del instalador.
EL AEROSÓLOGO NEWS: ¿Cómo se inició su camino en el mundo del aerosol?
ELBIO BRESSAN: Allá por 1967 comencé a trabajar en una empresa garrafera italiana llamada Agip Gas, que en ese momento era líder del mercado en Argentina y me abrió puertas. Como trabajo extra, arranqué en los aerosoles con un trabajo que el ingeniero Schnyders no tomó y me lo cedió. Era una planta de aerosoles en la ruta 3, que hoy ya no opera. Ahí comencé este rubro. Por mi actividad, yo ya trabajaba con la gente de Secretaria de Energía (en ese momento Gas del Estado). Siempre estuve muy atento a la parte técnica y de seguridad en las plantas.
EAN: ¿Cuál fue la primera planta que instaló y en qué año fue?
EB: Fue una garrafera: Agip San Justo. Luego, se sucedieron otras, pero la primera aerosolera, que hoy no existe más, la instalamos en 1972. Más tarde vinieron otras como InsHer, Gillette, entre otras. En esos tiempos también estuve en un proyecto de modificación en la planta de Aerofarma; paralelamente trabajé en la ESSO (hoy Axion Energy) cuando empezó a desarrollarse como comercializador de gas desodorizado. Era una época en que esta empresa daba en comodato los tanques fijos de GLP.
EAN: ¿Qué recuerda de esa primera experiencia?
EB: Yo era muy joven y, desde ese momento, ya estaba en desacuerdo con algunas cosas. Recuerdo que estaba muy en desacuerdo con el sistema de aspiración que se usaba (que era subterráneo), y con el empleo de unas bombas de engranaje que se usaban para gas licuado, (cuando su uso recomendado era para aceite). Fue en esa época que el Ing. Schnyders me citó a su departamento de la calle Callao y me dijo: “Usted es un joven muy atrevido”. Yo le expliqué lo que me parecía mal, el me escuchó y una relación que empezó con discrepancias terminó con una gran amistad. El caso, es que me dio la oportunidad y me recomendó para realizar el proyecto y montaje de la planta de Gillette.
EAN: Después de 50 años de carrera, ¿Qué diferencias encuentra entre cómo se instalaba una planta de aerosoles antes y como se hace en la actualidad?
EB: En todo este tiempo la tecnología evolucionó muchísimo. En la actualidad, hay recursos que no se tenían en un principio como, por ejemplo, los materiales con los que se trabajaba, el desarrollo de detectores de mezclas explosivas y los circuitos neumáticos de seguridad. Todo esto sumado a la evolución de Gas del Estado en cuanto a los conceptos que antes eran exclusivos de las garrafas. Finalmente, terminamos haciendo en 2005 una adaptación para diferenciar definitivamente el aerosol de la garrafa.
Recuerdo que tuve la oportunidad de poder llevar adelante el proyecto en la planta de Gillette, donde el criterio de la Dirección sobre el proyecto era que no había que poner límites de gastos en cuanto a tecnología y seguridad. Recuerdo que en ese momento la mejor tecnología era poner en el área de gasificado una cámara de video, que hoy tranquilamente se puede instalar con muy poco costo. En ese momento, lo mejor era una cámara “Labadie” que era a válvulas y calentaba como un televisor de esa época.
Además de la tecnología, es importante la capacitación constante de la gente que trabaja en la planta, y se nota que eso también está evolucionando.
EAN: En todos estos años de carrera, si tuviera que elegir a una persona o varias que le sirvieron de guía en este camino, ¿Quién o quiénes serían?
EB: Lógicamente el Ing. Schnyders. También Bruno Ribalta que era un capataz en Agip gas, italiano, que me venía a buscar a las cuatro de la mañana para llevarme y mostrarme como se rompía el hielo y el gas en las cañerías). El Ing. González, que me enseñó muchísimas cosas y me tuvo mucha paciencia. Hay mucha gente que normalmente a uno se le escapan en momentos como éste y termina haciendo una injusticia al no poder nombrarlas. Tampoco me quiero olvidar de un socio como Raúl Dellatorre con el que trabajamos muchos años, o Fernández Barreiro, con quien nos peleábamos siempre ¡Nos decíamos de todo! Pero éramos incondicionales el uno al otro.
EAN: ¿Qué significa ser un instalador y qué tipo de conocimientos se necesitan para serlo?
EB: Tener un compromiso con el negocio, no solo de instalador sino el compromiso necesario con la actividad. Esto quiere decir también actualizarse permanentemente. Por ejemplo, justamente ahora estoy haciendo un curso de electrónica porque están viniendo nuevas tecnologías. En eso me apoyo también en mi hijo, que seguramente seguirá mis pasos, y que hoy me acompaña en todos los proyectos.
Pablo tiene su propia visión, además de sus inquietudes de juventud, se apoya mucho en la parte electrónica de la actividad. Yo estoy orgulloso que mi hijo sea continuador de este negocio. Como es inquieto, también es piloto civil e instructor de timoneles en náutica, entre otras actividades. Esto le da un especial enfoque a todo lo que significa la seguridad que aplica muy bien en plantas aerosoleras.
Elbio Bressan, el hombre detrás del instalador
EB: Soy padre de familia, dos hijos, una esposa extraordinaria, y dos nietitos que me regaló mi hijo y mi querida nuera. Me siento agradecido a mi familia que me bancó en todas y fue un soporte para mi profesión. Cuando trabajaba en Agip recorría todo el país y en cada instalación de planta estaba mucho tiempo fuera de casa. En esos momentos mi familia siempre me apoyó.
Mis últimos trabajos
EB: Últimamente habilitamos la planta de Prospray en General Rodríguez y otra en Mendoza de la empresa “La casa del Aroma”. Además, sigo trabajando con modificaciones en otras plantas aerosoleras. También, fuera del rubro, estamos trabajando en Rosario con una planta de espumado de plástico con gas licuado que es un esfuerzo nacional con ayuda de las Naciones Unidas.